sábado, 7 de febrero de 2009

DESMILITARIZACIÓN DE LA POLICÍA

DESMILITARIZACIÓN. La desmilitarización de la Institución Policial, no significa que se dejen de lado los aspectos del orden y la disciplina, que conlleva necesariamente toda organización de tipo verticalista. Sin embargo, cabe hacer notar y es necesario que así lo entendamos, la Policía nació como una necesidad de resguardar y proteger a todos los ciudadanos y muy especialmente, como lo vemos de las crónicas de su origen que fueron organizados estos servicios de protección para repeler ataques e incursiones de los “barbaros”, es decir a lo que también la literatura y la historia definirán como “el malón”, los que se trataban de grupos de indios que dirigían sus ataques para el saqueo y secuestros de mujeres de las zonas de las campiñas y en los pequeños poblados.
De esa forma fueron formándose los cuerpos armados que defendían los poblados y más tarde las ciudades. En este mismo sentido, con la evolución de la vida ciudadana y de la campiña fueron necesarios gradualmente la incorporación de otras actividades relacionadas con la protección civil o ciudadana, es decir ocupándose también de guardar el orden y evitar la agresión (hechos delictivos) entre sus propios pobladores; lo cual implica la investigación y persecución de aquellos que han quebrantado el "contrato social" o convivencia. A la par de estos cuerpos armados, estaban los Cuerpos Militares, que fueron los que acompañaron y levantaron verdaderos cuarteles en la época de la colonización de los territorios del Rio de la Plata. Estos eran, los militares profesionales pagados por la corona real de España, los que luego de la Revolución de Mayo pasarían a tomar parte por uno u otro bando.
Algunos de esos hombres son los que se encargaron de formar a los milicianos que se ocuparían de defender de los ataques permanentes de los malones. Fácil es deducir que las enseñanzas estaban relacionadas con la formación militar, por lo que la policía desde esas épocas, aunque no hayan sido desprendimientos o rama de las organizaciones militares, de igual modo recibieron una impronta en cuanto a la formación y disciplina. Similar a lo que ocurrió en el resto de Europa a excepción de Gran Bretaña y Estados Unidos.
Entonces, con estos antecedentes, más lo que en el devenir histórico de nuestra joven patria, se produce un enorme auge de las organizaciones militares, las que se encargarían de las luchas por la libertad e independencia de la Corona Española, lo que ha ido forjando en nuestros hombres que voluntariamente se adhirieron a la lucha por esta nobilísima causa, una cultura de tipo “militarizada”.
A todo ello, debemos agregar, que en tiempos más recientes, los reiterados golpes militares fogoneados por ciertos grupos político-sindical, que deseaban hacerse al poder, y los gobiernos de facto últimamente en las supuestas razones de la "Doctrina de Seguridad Nacional" que fue orquestado por E.E.U.U., casi para todo Latinoamérica, (no es casualidad que por el mismo tiempo casi todos los paises previa destitución de los gobiernos democráticos, se hicieron al poder las Fuerzas Armadas), las agencias policiales han sido usadas para sus propósitos de control social y represión de grupos ideológicos contrarios al capitalismo, y por último ya en épocas democráticas, vemos cómo la Institución Policía actúa con los criterios y metodología impuesta por las fuerzas armadas, de tal manera que han reprimido salvajemente distintas manifestaciones de legítimos reclamos de algunos sectores de la ciudadanía, lo que en oportunidades han tenido como resultado pérdida de vidas.
Entonces podemos afirmar sin temor a equívocos, que nuestras instituciones policiales y fuerzas de Seguridad, han nacido a la luz gracias a la acción e intervención de hombres formados en las filas militares. Incluso la historia está llena de hechos que indican que algunos de nuestros primeros gobernantes de las provincias del Rio de la Plata han sido hombres de armas. Otro detalle que ha generado la impronta de la militarización, no ya a la Institución Policial, sino también del propio colectivo social.
Entonces, repito y que quede bien en claro, que no se tome como un desprecio hacia los hombres que pertenecen a las Fuerzas Armadas, la cultura instalada en las instituciones policiales de las provincias de nuestro país ha sido sin lugar a dudas en muchos aspectos las que le han prestado las instituciones militares (Ejército, etc.).
Considero que nada se da por casualidad, ya que todo tiene causa o causas, como también tiene sus consecuencias. Es por ello que, en los tiempos actuales en que existen nuevos paradigmas en el mundo, relacionados con nuevos modos de gestionar el Estado Moderno, lo que incluyen a todas sus respectivas organizaciones, y necesariamente a las instituciones policiales, como agencias del gobierno, que se ocupan de hacer cumplir la ley, deberán asumir una nueva y verdadera identidad, con su propia cultura institucional, lo que le corresponde legítimamente; ya no puede responder a nadie excepto a sí misma y al Estado democrático en que se desenvuelve, apegándose a la ley. Por su parte las Instituciones Policiales deberán hacer una autocrítica hacia el interior de sus estructuras (orgánicas, edilicias, de recursos humanos, su formación y capacitación, de sus leyes y reglamentos que casi todas todavía cuentan con las que le ha dejado las dictaduras militares, entre otras cosas), de su perfil de formación; de su metodología de trabajo (procedimientos ajustados a derecho), de su relación con la comunidad; de su política de personal; de la responsabilidad de la Seguridad Pública; etc.
Ese Estado, que mediante sus legítimos representantes elegidos por los ciudadanos, deberán trazar las políticas de seguridad, ajustadas al derecho, es decir garantizando la verdadera paz y tranquilidad social, mediante sus auténticos y únicos defensores de los derechos humanos que asisten en forma permanente a todos y cada uno de los ciudadanos. Dejar de lado preferencias, predilecciones y prerrogativas de algunos “amigos” del poder, cumpliendo órdenes arbitrarias o antojadizas de algún funcionario con “privilegios” o mandos (superiores) que disponen el cumplimiento de ciertas tareas que no se compadece con lo legal.
Por todo ello es necesario redefinir, reconceptualizar y establecer un nuevo MODELO DE POLICÍA PARA LA DEMOCRACIA, así con mayúscula, partiendo desde luego con lo que tenemos, haciendo un auténtico diagnóstico de dónde venimos, donde estamos y hacia adónde vamos, no como agencia de cumplimiento del orden, sino como un todo que integra al ESTADO. No se puede admitir más que la institución policía siga autogobernandose, con el “guiño” de algún avieso político en posiciones de decisión. Si de verdad queremos alcanzar una autentica Policía Democrática y Desmilitarizada, es necesario que nos despojemos de todo ese “ropaje” y de los “vicios” que nos han inyectado en nuestro devenir histórico, como Estado y como Institución, las reiteradas experiencias nefastas, que nos han alejado del pueblo.
La Policía debe verse, identificarse y actuar como una auténtica fuerza civil armada con funciones perfectamente determinadas, y ajustarse a ella, defendiendo en todo momento el estado de derecho y la legalidad establecida en la Constitución Nacional y en los Tratados y Convenios Internacionales, las leyes y reglamentos que en su consecuencia hayan sido sancionados y dictados.
El Policía en el cumplimiento de sus deber no está obligado a cumplir órdenes que no estén amparadas en la ley fundamental o en los reglamentos ajustados a dicha ley fundamental; no rige para ningún funcionario policial el deber de obediencia debida, solo está obligado a cumplir órdenes legítimas y de los mandos superiores que tienen la facultad para ordenarlas. Caso contrario no incurren en responsabilidad alguna en caso de incumplimiento; es más en caso de ser “presionados” o “amenazados” de cualquier modo, podrá hacerlo saber a las instancias superiores y/o a la autoridad judicial si considere oportuno.
Porque vale la pena repetir la siempre vigente frase de uno de nuestros grandes próceres:
"La Patria no hace al soldado para que la deshonre con sus crímenes, ni le da armas para que cometa la bajeza de abusar de estas ventajas, ofendiendo a los ciudadanos con cuyos sacrificios se sostiene: la tropa debe ser tanto más virtuosa y honesta, cuanto es creada para conservar el orden de los pueblos, afianzar el poder de las leyes y dar fuerza al gobierno para ejecutarlas y hacerlas respetar de los malvados, que serían más insolentes con el mal ejemplo de los militares: "San Martín, Código de Deberes Militares y Penas a sus Infractores, Introducción, 1812" (Al decir: soldado, tropa y militares puede extenderse sin temor a equivocarnos: a los funcionarios encargados de hacer cumplir la Ley).
En el párrafo siguiente queda expresada quizás una de las ideas más ansiadas por muchos policías que verdaderamente sienten que no hay reconocimiento verdadero por su cotidiano trabajo hacia el cumplimiento de la ley y protección de los ciudadanos, y es, tal vez, a causa de la ignorancia de cuál es su auténtica función. Apruebo totalmente lo expresado por este notable investigador autor de varios libros, relacionados con la Policía.
“Hoy, estoy totalmente convencido que los responsables de fijar los lineamientos políticos y técnicos que hacen a la Policía, no poseen ni quieren poseer, siquiera una idea y menos aún el conocimiento sobre el tema a la vez que una clara falta de voluntad política para promover un verdadero cambio en materia policial; estoy convencido también que una mezcla de soberbia, ausencia de idoneidad para ocupar cargos públicos, obsecuencia y poder; conforman una situación muy especial y particular, donde tanto el ciudadano común como el funcionario policial, se encuentran completamente desprotegidos ante la delincuencia y el propio Estado” (Raúl Marcelo Chevez)
En igual sentido también lo hace Marcelo Fabián Saín, cuando expresa que hace falta capacidad civil y política de gestión y conducción en materia de seguridad, para evitar de ese modo el desgobierno de las fuerzas policiales, evitando de ese modo el desmanejo o autogobierno de aquellos que fueron puestos políticamente por simpatía, chamigismo u otros tipos de connivencias.
La Desmilitarización no significa que las agencias policiales deberán dejar de lado el orden y la disciplina, de ningún modo; esto implica que ciertas y determinadas formas de trato serán dejados de lado, como por ejemplo las diferencias o discriminación de oficiales y suboficiales; es más, lo correcto sería que exista una escala única y que los logros o promociones obtenidas sean en base al desempeño y capacidad que cada funcionario esté dispuesto a dedicar a la institución policial para beneficio de la misma y del colectivo social a quien va dirigido sus servicios. Y que para alcanzar los rangos de Oficiales Superiores (Comisario General, Comisario Mayor y Comisaio Inspector) deberán necesariamente acreditar estudios superiores de carreras afines a su formación policial, como asi también demostrar permanente interés por su actualización y capacitación.
La desmilitarización también es dejar de lado las viejas prácticas normatizadas, el de otorgarle grados jerárquicos a aquellos profesionales universitarios que actúan en las áreas de los servicios auxiliares, como ser médicos, odontólogos, kinesiólogos, abogados, criminalísticos, etc., que no han sido formados en los centros de reclutamiento de formación para personal policial, teniendo en cuenta que la policía es una fuerza civil armada y uniformada, que cumplen funciones específicas de auxiliar de la justicia y de prevención general del delito. Lo que significa que no es necesario investirlo de grados jerárquicos a estos técnicos y/o profesionales. Hacer esto solo significa que se le quiere asimilar a una especie de militarización de estos profesionales, es suficiente con que se les de una categoría que le consideren los años de antigüedad en la Institución.
Otro aspecto que deberá considerarse muy seriamente son las convocatorias masivas del personal policial para realizar desfiles en ciertos actos festivos, lo cual no se condice con su función. La policía debe estar permanentemente alerta, vigilante, ejerciendo el control de los espacios públicos, mientras no esté realizando la persecución del crimen o investigación criminal, pues al dejar de hacer esto está actuando lisa y llanamente con una “liberación de los espacios públicos” asignados bajo su control. Los desfiles son propios de las Fuerzas Militares, pues cuando no existen hipótesis de conflicto con naciones extranjeras, ellos siempre están disponibles y no afectan para nada a la seguridad interior, pues no les está asignada por ley (Ley de Seguridad Interior Nº24.059) tal misión, sin embargo la policía como institución siempre deberá estar en servicio.Neriz Alberto Hernández Licenciado en Criminalística y Criminología
Comisario - Policía de Corrientes

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